Tercera de abono con toros de Daniel Ruiz de Alcaraz, al final se compuso la corrida con devolución de tres toros pensando también en tres presentados con cara anovillada. El cartel compuesto por Antonio Ferrera, José Maria Manzanares y Emilio de Justo, que regresaba a Albacete tras presentarse en la feria de 2019 con mucha fuerza.
El primero de la tarde, ‘Miedoso’, nacido en mayo de 2017, melocotón de capa, herrado con el 94 en los costados y de 473 kilos de peso, primero del lote de Antonio Ferrera. Pequeño, Miedoso escuchó algunos pitos de salida y no tardó en entrar con brío al capote de un Antonio Ferrera que no quiso bajarle las manos. El tercio de banderillas comenzó con pitos para Ferrera por no querer ser el que cogiera los palos, Montoliú y Fernando Sánchez cuajaron un buen tercio,
Brindó Ferrera al público y se fue a los terrenos del 1, pero al de Daniel le quedaba poco gas y la faena no auguraba nada del otro mundo.
De una estocada tendida y algo trasera y un descabello mandó al desolladero a Miedoso , silencio.
Lechón fue el segundo de la tarde y primero del lote de Manzanares, herrado con el 43 en los costillares, negro listón de capa, nacido en agosto de 2016 y de 560 kilos de peso.
Tras un aseado tercio de banderillas llegó la muleta y después de un trasteo decente en los medios, hubo estocada hasta la bola y aunque cayó tendida fue suficiente para hacer doblar al toro a las primeras de cambio, lo que propició que los tendidos se llenaran de pañuelos y que Genoveva Armero concediese con justicia la primera oreja de la tarde.
Salió el cuarto, Chiquillo, un peso de 477 kilos de peso, herrado con el 61 en los costados, nacido en noviembre de 2016 y que correspondió a Emilio de Justo.
Tardó, tras un par de tandas, el diestro en encontrar el sitio de faena, con pases con la diestra saco los aplausos del respetable. Después de un pinchazo en lo alto y una estocada, el de Daniel Ruiz rodó casi sin puntilla y aunque hubo fuerte petición de trofeo, Genoveva Armero no la consideró mayoritaria
Tras el descanso llegó de nuevo el turno de Antonio Ferrera y en esta ocasión tuvo enfrente a Alfarero, un negro listón de 520 kilos de peso, herrado con el 33 en los costados y nacido en noviembre de 2016.
Silencio y algunos pitos fue el balance final para toro y torero, a uno por falto de condiciones y a otro por no querer saber nada de lo que iba la tarde y de lo que para un profesional ha de significar venir a la Plaza de Toroa de Albacete.
El quinto de la tarde fue Cortesano, que herrado con el 5 en los costados, nacido en octubre de 2016, con 486 kilos de peso y capa negra, tomó muy bien de salida el capote de Manzanares y pronto cambió con su actitud los pitos por falta de algo de trapío de salida por palmas.
No fue una faena larga y quizá habría que reprocharle al diestro que podría haber tenido alguna tanda más, pero lo hecho estaba bien hecho y quiso Manzanares jugársela a una buena estocada para ver si podía abrir la puerta grande con lo mínimo indispensable.
Con más de media en lo alto, el toro cayó sin necesidad de capotazos de los subalternos y eso no hizo más que agradar aún más a un público que de nuevo pobló los tendidos de pañuelos e hizo que Genoveva Armero le diera una oreja y le permitiera a Manzanares salir con sus dos orejas y puerta grande por el patio de cuadrillas.
Cerró plaza Castellano, nacido en diciembre de 2016, herrado con el 93 en los costillares, negro de capa y de 510 kilos de peso, al que Emilio de Justo metió en el capote prácticamente de salida y dejó auténticos carteles de toros hasta que lo llevó al caballo. Tras un buen tercio de banderillas, con la muleta en terrenos comprometidos. Sacó tandas de cartel, dando una última tanda en predisposición de conseguir los trofeos, pinchó en todo lo alto y solo encontró oponente a la segunda, clavando entonces sí hasta la bola. Consiguió su merecida oreja.
Comentarios y fotografía F.F.L. (con lecturas de D.A. y T.A.)