…… con historia

…….lo decía mi tío José María……. “no hay quinto malo”, así era como antiguamente el ganadero realizaba la distribución de los toros para la corrida, echaba por delante al toro de más trapío y de mejor nota para captar la benevolencia del público y en quinto lugar el que a su juicio era, después del primero, el mejor de la corrida, de ahí el dicho taurino y que hoy carece de sentido. El último toro era el más terciado y muchas veces lo mataba un media espada o el sobresaliente ya que el público empezaba a abandonar la plaza.

                Fue don Luis Mazzantini, el diestro bilbaíno, quien luchó porque se impusiese el sorteo de los toros que se iban a lidiar. El primero se celebró en la plaza de San Sebastián el 15 de agosto de 1896. Lo impuso Mazzantini apoyado por Reverte y en contra de Guerrita, se sorteó una corrida de Aleas,

           Mucho antes de la corrida, generalmente a las doce de la mañana, tiene lugar el apartado de las reses a lidiar por la tarde. Se separan los toros y se encierran cada uno en un chiquero estableciendo por tanto el orden de salida y posición para cada matador, este apartado de reses podrá ser, si la empresa lo considera y previa autorización gubernativa, presenciada por el público de forma gratuita o mediante pago de entrada, no pudiendo proceder a sonidos ni llamar la atención de las reses.

Se trata de una ceremonia donde el peón de confianza, banderillero o apoderado del maestro y de mutuo acuerdo con el representante de los otros diestros, los seis toros se dividen en tres lotes de dos lo más equilibrados posible según peso, trapío, cara, nota, semental de procedencia. Se preparan tres papeletas donde figuran los números que identifican las reses de cada lote y se introducen, hechas bolitas de papel de fumar, ritualmente, en la copa de un sombrero formando una urna cerrada con otro sombrero encima que se agita para que los representantes de los matadores extraigan la papeleta correspondiente. En el reglamento no consta el sistema tradicional de sorteo. En el sorteo, que será público, deberá estar presente el presidente del festejo o, en su defecto, el delegado gubernativo (art. 59.1)

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